*
La mayoría rogábamos por más tiempo
Para estar en silencio, para estar tranquilos, para estar en familia, para estar solos... para estar.
Para ver una maratón de películas, para ver series, para ver si nos poníamos a leer algún libro, para ver si jugábamos algo... o si nos quedaba tiempo para nosotros mismos.
Ahora nos sobra el tiempo, nos sobra el espacio, nos sobra el silencio; nos sobra la quietud, y nos sobra la calma.
Nos sobra la soledad,
la televisión,
el internet,
los videojuegos,
las canciones,
los videos,
incluso las páginas de los libros que tanto queríamos leer.
Nos sobra el sueño,
el cansancio de estar sin hacer nada,
nos sobran el ocio y las trivialidades.
Nos sobran las noches,
los días,
y los domingos por la tarde.
A mí me sobra también un profundo agradecimiento por esos héroes, los de verdad, los que llevan bata, guantes y tapabocas,
y cuando todo esto pase, que pasará,
quiero poder estrechar sus manos y abrazar a todo el que pueda por luchar cuando el resto del mundo debe permanecer neutralizado.
Y al final me doy cuenta de que en realidad no sabíamos cuánto tiempo teníamos. Que no lo perdíamos en oficios y ocupaciones, sino en correr y en desperdiciar los pequeños momentos que ahora nos sobran. Los que verdaderamente valen todo en la vida. Ahora los padres pueden sonreír por las ocurrencias de sus hijos. Los hermanos pueden volver a jugar juntos. Las cenas vuelven a ser en familia. La distancia vuelve a unirnos.
La mayoría rogábamos por más tiempo
Para estar en silencio, para estar tranquilos, para estar en familia, para estar solos... para estar.
Para ver una maratón de películas, para ver series, para ver si nos poníamos a leer algún libro, para ver si jugábamos algo... o si nos quedaba tiempo para nosotros mismos.
Ahora nos sobra el tiempo, nos sobra el espacio, nos sobra el silencio; nos sobra la quietud, y nos sobra la calma.
Nos sobra la soledad,
la televisión,
el internet,
los videojuegos,
las canciones,
los videos,
incluso las páginas de los libros que tanto queríamos leer.
Nos sobra el sueño,
el cansancio de estar sin hacer nada,
nos sobran el ocio y las trivialidades.
Nos sobran las noches,
los días,
y los domingos por la tarde.
A mí me sobra también un profundo agradecimiento por esos héroes, los de verdad, los que llevan bata, guantes y tapabocas,
y cuando todo esto pase, que pasará,
quiero poder estrechar sus manos y abrazar a todo el que pueda por luchar cuando el resto del mundo debe permanecer neutralizado.
Y al final me doy cuenta de que en realidad no sabíamos cuánto tiempo teníamos. Que no lo perdíamos en oficios y ocupaciones, sino en correr y en desperdiciar los pequeños momentos que ahora nos sobran. Los que verdaderamente valen todo en la vida. Ahora los padres pueden sonreír por las ocurrencias de sus hijos. Los hermanos pueden volver a jugar juntos. Las cenas vuelven a ser en familia. La distancia vuelve a unirnos.