Es extraño como a veces las cosas vienen a nuestra mente de una forma intimidante y sin avisar. Cuando estamos esperando que algo termine de salir y vuelve aunque has luchado por extraerlo de tu vida es un poco decepcionante. Nuestros días transcurren con una pizca de monotonía, por lógica nuestro corazón aún palpita, pero hoy no todos pueden decir que están vivos. Respirar, no quiere decir vivir.
Algunos luchamos por huir de las tentaciones, pero ese tentador conoce nuestras mayores debilidades y nos hace caer, mientras otros simplemente las superan y no les interfiere.
Pensar en el pasado es sano, recordar de donde saliste, las lecciones que las experiencias te enseñaron, a las buenas o a las malas, pero no para volver a él y estancarse por muchos años, o peor aún, para siempre.