Bitácoras de un viajero del alma

enero 13, 2012



Día *1 - Noches de nostalgia. 11.04.2010

Nace el alba oscura, y con ella ese dulce deseo de un abrazo. Los bordes yacen ya bajo la almohada, y todo el calor de un beso apasionado entre las sábanas. Las palabras suavemente susurran, la cálida brisa matiza los colores de la llena luna. Alas de nieve blanca esparcieron copos fríos sobre mí, dos labios silentes varias sonrisas de jazmín; llaves muchas regadas sobre la cama, por si un día decide regresar claro de luna, con su figura nórdica por la mañana.

Día *2 - Sentado sobre la proa. 17.05.2010

Una pluma cayó del cielo dibujando una sonrisa de cristal, frágil como una burbuja, más delicada que una gota de agua. Sobre el gran telón negro un montón de diamantes brotaron, pero no vi por hoy su rostro, su cara brillante y azul claro de luna. Cayó lentamente en pedazos con el viento frío de hoy, lo dejó elevarse tanto que se congeló y rompió antes de tocar el suelo.

Día *3 - Baúl de oro. 20.06.2010

Los tiempos no tienen que estar teñidos de un color para ser reales, aunque los míos siempre visten de colores naturales; viajo, vengo, voy y nadie me detiene, claro de luna. Sólo el viento es mi guía y mi cama de reposo es el mar.

Día *4 - Dilemas. 13.01.2012

Dilemas de esos que no te permiten decidir o pensar con claridad. El reloj hace «tic tac» y sus manecillas corren tan veloz como si me acusaran. Presionando sobre mi cabeza, intentando decirle algo que ya no puede entender. Sobre la marcha, claro de luna, con la piel de papel y las mejillas de rosa, cabello que danza al viento cual hoja que de un árbol cae muy lento. Justo como pasaba, recordaba que eran dos luceros brillantes y hermosos los que de nuevo me iluminaron... pero esta vez su luz no me pertenecía.

Día *5 - Nunca te has ido. 19.12.2013

Es que cada noche mi corazón vuela a tu lado y por eso se maltrata, porque te busca a como dé lugar.
Aunque te vas, aquí sigues; aunque llegas, nunca te has ido.

Día*6 - Nubes de algodón. 25.03.2016


Soplos de brisa fría, siempre nubes de algodón. Tejiendo con afanes rayos del sol de día, y por la noche descansando sobre estrellas viajeras que titilan. Sin otro sentido, claro de luna, bebiendo miradas dulces y perdidas, embriagándose de sonrisas enamoradas pero prohibidas. Amores al borde de la extinción.

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