Tour Venezuela: «La Alemania del Caribe» Colonia Tovar
abril 26, 2013Al toparnos con las puertas, sentía que entraba a otro lugar —que por supuesto lo hacía—, pero me refiero más estrictamente a otra década.
Si hay lugares que han quedado grabados en mi memoria, sin duda alguna, La Colonia Tovar es uno de ellos. Un lugar hermoso lleno de artesanía, cultura y arquitectura alemana del siglo XIX.
Al llegar pasamos por el centro de la ciudad para ir a nuestra cabaña a hospedarnos. Había una calle muy pintoresca, de la cuál no he podido olvidar el aroma a galletas, café y frutas, un aroma que me resultaba muy agradable.
De frente a la callejuela se encuentra la iglesia, en el mero centro de la ciudad, la cual es una réplica fiel de la iglesia de Endingen en Alemania.
El clima perfecto, entre unos 10°C con promedio de 16,8°C —lo normal para un día nublado—, y mucha neblina —que son muy frecuentes sobre todo en la mañana y en la tarde—. Este clima hace que sea un lugar bastante cómodo y agradable para estar a cualquier hora del día.
Llamada «la Alemania del Caribe», la Colonia Tovar desborda la historia de un pueblo del siglo XIX que aún conserva su cultura casi intacta con sus bailes, vestimentas típicas, gastronomía, costumbres y tradiciones debido a que la población estuvo incomunicada del resto del país por muchísimos años.


Durante los paseos degustamos todo tipo de frutas producidas en la zona, jaleas o mermeladas —nombre típico en Venezuela— con galletas y muchísimos postres. Para almorzar tienen en el menú todo tipo de salchichas, desde la polaca, la alemana e incluso salchicha italiana, mejillones al Rin y para acompañarlos todo tipo de panes con nombres rarísimos como ''Pumpernickel'', ''Mischbrot'', ''Kömerbrötchen'' o ''Vollkornbrot'', que no es más que pan integral. Bueno, gastronomía alemana en general, pero ya, que se me hace agua la boca.
Bien entradas las 5 de la tarde volvimos a nuestra cabaña —la única con el tejado verde, en todas las demás cabañas son de color rojo—, que se encuentra a dos cuadras del centro. Detrás está un parque muy lindo, en el cuál me quedé muy bien abrigada a observar como la neblina cubría las montañas, árboles y casas que se encontraban a la lejanía.
Al día siguiente degustamos unas deliciosas cervezas de cebada en la procesadora. Escuchamos además por parte de los dueños un poco de la historia, mientras que los trabajadores nos mostraban como se produce esa deliciosa cerveza local en un dinámico recorrido.
Bueno, esto es sólo un repaso que con toda sinceridad me ha dejado un saborcito en la boca y unas inmensas ganas de volver. Definitivamente una de las mejores estancias que he tenido, estoy segura de que estaré muy pronto por allá de nuevo.
Continuaré con la bitácora digital de este tour a lo largo y ancho del país, no se pierdan la siguiente parte de esta travesía. Saludos y adiós... o como dirían en la Colonia ¡Auf wiedersehen!
Aquí los links de otras paradas:
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