Estoy corriendo sobre una calle de polvo, angosta, en medio de un bosque. Corro velozmente sin detenerme. A medida que avanzo el camino se cierra detrás de mí por tanto no puedo volver, pero de vez en cuando se atraviesan caminos a los costados con letreros que presumen «atajo; camino más fácil; más sencillo llegar; vuelve al inicio» pero todos con un común final: precipicio profundo y sin retorno alguno.
A veces me canso y me detengo un poco, eso me da tiempo para pensar «¿sigo recto o tomo este camino?» Vuelvo a correr, a veces quiero llegar antes y tomo un atajo pero me caigo al precipicio, entonces tengo que subir por una escalera y volver a la «y» para seguir recto.Vuelvo a toparme con una nueva «y» y tomo el camino de «vuelve al inicio», entonces debo volver a empezar porque pierdo todo el camino que he ganado.
En el bosque hay tiempos de mucha brisa y refrigerio, otras veces hay fuertes tormentas, otras hay tiempo de grandes sequías, pero siempre puedo ver el cielo a través de las ramas de los árboles.