Hoy quiero compartir un artículo que descubrí conociendo un poco más a la autora del libro presentado en mi última reseña. Si la leíste sabes que el libro en cuestión me gustó muchísimo y por eso quise saber más sobre la autora, sus escritos, todo lo que podía.
Ilka Oliva Corado es la definición de saber romper los moldes de la sociedad impuestos a nosotras las mujeres; es la definición de saber decir lo que se cree, de defender lo que se sabe que es correcto pero que muchos por miedo o por cobardía y otros por egoísmo no son capaces de hacer. Ilka es y siempre ha sido una transgresora del sistema impuesto. Desde niña escalando montañas, enamorándose del fútbol, corriendo y jugando igual que los niños varones. Estudió y se graduó como maestra de Educación Física para luego dedicarse al arbitraje profesional de fútbol —que muy pocas mujeres escogen esta carrera para sí.
El artículo que quiero compartir hoy fue publicado por ella el día 23 de febrero de este año en curso, a través del blog de Telesur y se titula "Escribir, mujeres, escribir". A continuación un fragmento:
Para el artículo completo pincha en el siguiente enlace y serás redirigido al blog de Telesur: "Escribir, mujeres, escribir".
El artículo que quiero compartir hoy fue publicado por ella el día 23 de febrero de este año en curso, a través del blog de Telesur y se titula "Escribir, mujeres, escribir". A continuación un fragmento:
"A las niñas se les regalan muñecas para que aprendan desde temprana edad a que su lugar en la sociedad es el de parir y cuidar niños; niños que serán sus hijos, hermanos, nietos, sobrinos, novios, amantes, compañeros, esposos…, cualquiera que sea el grado de consanguinidad o no, pero su función en la sociedad es la de ser madre en todo el contexto patriarcal, es decir; dejar de existir para servir a los demás.
A los niños se les regalan pistolas y carritos, para que agarren la calle y sepan que de guerras está hecho el género masculino. —¿Será?— Pocas veces se les dan juguetes sin esa marca de género tan patriarcal, juguetes que llamen a la inclusión y a eliminar los estereotipos. Los juguetes están marcados hasta por sección y color en las tiendas: niños-niñas.
Empezamos muy mal, desde la edad temprana de 0 a 5 años en que los niños y niñas imprimen todo como esponjas, los vamos marcando con esos patrones devastadores que los dañan en la infancia y los dañarán en la edad adulta, porque lo que se aprende de 0 a 5 años raras veces se borra del inconsciente de un niño.
Pero la peor parte la llevan las niñas, que serán adolescentes y mujeres adultas y en todas las etapas de sus vidas serán marcadas por esa división de género y por los patrones de crianza patriarcales, misóginos y machistas que de una y otra forma buscan mutilarnos como género.
Las mujeres somos obligadas a callar el dolor, la ira, la frustración, la depresión, las pérdidas que son muchas, a guardar nuestros sueños debajo de la almohada o en algún recipiente de la cocina. Muchas veces lanzarlos al bote de la basura para que se los lleven lejos y no volverlos a ver nunca más. Y la vida pasa y cambiamos de niñas a mujeres adultas con el estigma en la piel y la memoria, con las marcas de género como espinas incrustadas en los sentidos. Con la violencia vivida acumulándose como escarcha, como un bloque de cemento sobre los hombros, como una soga ahorcándonos, como enormes cadenas que no nos permiten caminar.
Eso es el patriarcado en el que crecemos: el acoso en todas las formas posibles, la violencia que tiene tentáculos gigantes como la impunidad. Y nosotras tenemos la responsabilidad milenaria de seguir resistiendo, no solo por nosotras mismas pero por todas las que fueron silenciadas y molidas a golpes. Resistir por todas las que lucharon para que hoy podamos alzar la voz. Y claro que ahí entran las transgresoras que tiraron piedras y se encadenaron a puertas, entran las que manifestaron y llenaron las calles de consignas, las que se atrevieron a escribir, las que se atrevieron a correr, a patinar, a gritar, a esculpir." ...
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Derechos: Telesur - Ilka Oliva Corado.