La mujer ha luchado desde el principio por sus derechos y para abrirse espacio en todos los ámbitos. Tareas tan legendariamente femeninas como cocinar —ser chef— por años fueron invadidas exclusivamente por hombres. La mujer fue excluida por siglos de muchos derechos que le correspondían por su esfuerzo y su valor. Se creó incluso en la sociedad machista de la década de los 50 el famoso «manual de la buena esposa», que pretendía dominar y convertir en seres aún más sumisos a amas de casa y mujeres en general. El hombre era el centro del mundo para aquel entonces. Un grupo de mujeres entonces decidió despertar de ese sueño de abuso y control autoritario. Yo crecí viendo mujeres que se desviven por su esposo y familia exactamente del modo que muestra tal manual absurdo, y todas son por lo menos infelices. No tienen ni voz ni voto en su hogar a pesar de que son ellas las que más lo ocupan, no tienen ningún tipo de preparación y dependen completamente de su marido, que de paso, en muchos casos le es infiel.
Ha sido un camino muy largo y un proceso engorroso, y aún parece que no llevamos ni la mitad de todo esto. Pero existen millones de mujeres, incluso hombres que están dispuestos a seguir construyendo esta torre de respeto y tolerancia de género.
Concluiré con una frase del famoso novelista y poeta británico, William Golding «creo que las mujeres son tontas por pretender ser iguales a los hombres, ellas son muy superiores y siempre lo han sido».
Ha sido un camino muy largo y un proceso engorroso, y aún parece que no llevamos ni la mitad de todo esto. Pero existen millones de mujeres, incluso hombres que están dispuestos a seguir construyendo esta torre de respeto y tolerancia de género.
Concluiré con una frase del famoso novelista y poeta británico, William Golding «creo que las mujeres son tontas por pretender ser iguales a los hombres, ellas son muy superiores y siempre lo han sido».