Para mí la vida es un viaje. Un viaje que involucra las relaciones. Son montañas rusas de emociones, subes, bajas; también chocas y te estrellas contra otros como los carritos locos.
En este viaje luchamos por seguir andando, por encontrarnos a nosotros mismos, por llenar los vacíos... y cada quien tiene su propio método.
Recorremos los espacios, observamos; algunos hablan más, otros menos, pero todos, absolutamente todos tenemos algo que decir. Al final nuestra vida no se resume en posesiones, en yates, carros, casa, libros, joyas, ni dinero. Al final sólo se tratará de quiénes estarán a nuestro lado, de todos aquellos que decidieron amarnos genuinamente y estar con nosotros a pesar de conocer nuestras debilidades y nuestros errores. Se tratará de esas personas que a pesar de ver el monstruo que podemos ser bajo ciertas luces, deciden acompañarnos a caminar, incluso cuando la luna está llena porque saben que pueden aplacar la fiera que puede brotar de nosotros, porque no le temen.