«Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama "ayer" y otro "mañana". Por lo tanto "hoy" es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir»
Ámame ahora, mientras vivo. No esperes, pues, que me haya ido para grabar palabras de amor ardiente en piedra fría, que jamás podré leer ni agradecerte.
Desde la última vez que publiqué un post en este blog —ya hace muchos días, casi 1 mes a decir verdad— he estado entrando y saliendo del botón «crear entrada nueva». He girado entre la página principal, el cuadro de texto —vacío por supuesto— y mis antiguas entradas buscando algo que me inspirase, pero ni siquiera la escritura automática logró darme más que palabras vacías y sin sentido que fueron a parar directo a la basura. La verdad, no se me da para nada bien eso de la «escritura automática», yo necesito algo de lo cual partir, un fondo sobre el que apoyarme para darle riendas sueltas a mi mente tan tozuda. Y en todos esos días nada ligeramente digno de escribir se me vino a la mente. Incluso ahora siento como mis dedos han perdido la costumbre de acariciar las teclas tras cada día que paso sin siquiera mirarlas, siento como mis dedos salpican torpemente el teclado intentando exprimirle sonrisas.
Pero soy de ese tipo de escritores que cree que no hay que forzar ni obligar a las palabras, ellas deben fluir solas, mucho menos podemos ordenarle. La inspiración posee intensiones, matices y deseos. Ella llega en forma de una canción, de una lágrima, una sonrisa, o en este caso, de una imagen. Se extravía a veces, pero siempre vuelve. Entonces surcando los mares del internet leí una imagen que me habló y me dijo «inténtalo». Se refería a que escribiera algo que me hiciera pensar un poco más. La imagen es esta:
y significa «La vida es como una bicicleta: para mantener tu balance debes seguir avanzando». Es una frase de Einstein.
Enseguida me hizo pensar en el día que intenté por primera vez andar en bicicleta, cuando apenas era una niña. La sostenía con cierta reticencia pensando en el momento justo para subirme, y al hacerlo, ¿cómo hacerlo? No sabía si subir primero un pie, o subir ambos de un salto, aunque luego la lógica me dijo que eso segundo iba a traerme más problemas. Al subir un pie y conservar el otro de apoyo pude sentarme en el asiento de la bicicleta, pero al levantar ambos pies hacia los pedales sucedió algo completamente nuevo e increíble para mí: me caí por primera vez de una bicicleta. Entonces un adulto sin siquiera saberlo me dio el secreto del resto de mi vida: «lo estás haciendo mal; debes pedir ayuda a alguien para que te enseñe lo que no sabes. Sube un pie pero el otro vas a usarlo como apoyo para impulsarte. Mira, la magia no está en subirse a la bicicleta, sino en conservarla andando». Yo que era una niña no entendía mucho el valor de estas palabras, funcionaba más de una forma visual, observaba mientras aprendía. A pesar de eso cada vez que volvía a intentarlo me repetía una y otra vez esas palabras en la cabeza, es así como no logré olvidarlas.
Al día de hoy mi mente funciona de una manera diferente, escucho mientras aprendo. En ese camino entendí que la ayuda hay que pedirla no sólo al aprender a subir una bicicleta, sino al aprender a pronunciar una palabra difícil, al aprender a cocinar un platillo elaborado, al aprender a lavar la ropa y separarla por colores, al intentar abrir una cuenta en el banco, al intentar manejar por primera vez, al empezar a pagar tu propio departamento, y en cualquier momento que nos encontremos dando los primeros pasos de una nueva lección —que todo es una lección— a lo largo de nuestras vidas. En ese camino aprendí que no debemos aislarnos y que todos debemos conservar una fuente segura de apoyo que nos impulse cuando estemos a punto de caer. Entonces uno de los asuntos más importantes de toda mi vida llegó a mí como una estrella fugaz: que la magia de la vida no está en nacer y crecer, sino en mantenernos vivos cada día. Porque así como disfrutábamos sentir el aire en nuestro rostro, cada giro o cada obstáculo vencido al andar en bicicleta, debemos también disfrutar cada fragmento que compone nuestra vida.
No dejemos que a nuestro paseo se le escape la magia entre las ruedas y caiga al lado del camino rota, para luego hacerse polvo con el tiempo. Conservemos la calma, respiremos hondo y tomemos bastante impulso para entrar en la carrera de la felicidad.
CA«Me alegra que te hayas dado cuenta de mi feminismo. No me gustan los extremos. Soy feminista sin excluir al hombre. Estoy contra el machismo y eso se da también, a veces, entre las mujeres. El hombre necesita de la mujer y viceversa. Nos complementamos. Yo lo que exijo y por lo que peleo es porque tengamos las mismas oportunidades, que no nos excluyan, que nos respeten, que nos traten de igual a igual. Desde que yo era joven hemos avanzado, pero todavía falta mucho, mucho. Las revoluciones [...] ayudaron bastante. Sin embargo, observo que hay un deslizamiento hacia atrás. Cuánto ganaríamos sin el horrible machismo. Hay que escuchar a la mujer tanto como al hombre. No excluirnos, sino, al contrario, incluirnos.
Para darte un ejemplo de cómo estamos todavía de atrasados te diré que hace un par de años, hablando yo en confianza con un editor, le pregunté que si le llegaban dos libros igualmente buenos, uno de un hombre y otro de una mujer, y si él sólo pudiese elegir uno, ¿qué haría? Me respondió sin titubear que publicaría el del hombre, porque se vendería más. ¿Te das cuenta? Ni siquiera me dijo que los volvería a leer con gran cuidado, que se los daría a otros para saber su opinión.
Recuerdo que en mi adolescencia, apenas se publicaban libros de mujeres. Se contaban con los dedos de una mano [...] Yo escuchaba decir con gran seriedad, aun en las mujeres, que el cerebro femenino era inferior al masculino. Todavía recordar esa frase me indigna y me da rabia».
—Claribel Alegría (Nicaragua, 1924).
Entrevista con Floriano Martins,
«Escritura Conquistada: Conversaciones con "Poetas de Latinoamérica", tomo II (2009)»
En mi opinión, el feminismo es más que una palabra, o incluso más que una etiqueta que enmarca a cierto grupo de mujeres con opiniones y puntos de vista más «liberales» o «controversiales» para muchos. Para mí el feminismo debería ser un movimiento que accione el cambio absoluto, y una idea enarbolada por todas las mujeres del mundo en pro y en defensa de sus propios derechos y necesidades.
Durante siglos se creyó de manera errónea que la mujer debía permanecer atada al hombre sin derecho a tener sueños, opiniones, metas, ni puntos de vistas personales que discrepasen con los planes del hombre. También durante ese largo período de restricciones y límites hacia la mujer, las únicas o primordiales funciones aceptadas para ellas, eran las de «procrear» y «sujetarse» al hombre.
Las religiones en general aún se rehúsan al progreso feminista y a la liberación femenina —lo que para nada tiene que ver con dejar de lado al hombre, sino con una visión equitativa y de inclusión de la mujer.
Son realmente incontables los grandes filósofos, compositores y músicos, pintores, escultores, escritores, físicos, matemáticos, catedráticos, entre cientos y cientos de etcéteras, del sexo masculino. Como contra parte, las mujeres en comparación a ellos, son contadas con los dedos de las manos porque sólo un puñado de ellas ha logrado abrirse paso y posicionarse en medio de un mundo que aún hoy le pertenece a hombres selectivos y a veces, orgullosos defensores de su propio género.
A la mayoría de los hombres les molesta, les irrita e incomoda en sobremanera ser desplazados por las mujeres, es por eso que para nosotras el camino se convierte en una escena dramática y peligrosa, en una verdadera batalla campal en ciertas áreas, en especial en el área laboral.
La poeta y escritora Claribel Alegría (CA), de la cuál he referido el texto inicial, dice una clara verdad sobre el machismo arraigado incluso en las mujeres cuando comenta: «yo escuchaba decir con gran seriedad, aún en las mujeres, que el cerebro femenino era inferior al masculino». Pienso que muchos de los abusos, denigraciones, exclusiones y humillaciones dirigidos hacia el género femenino han ocurrido —en gran parte— por culpa de las propias mujeres que lo han permitido sin chistar ni defender su posición, y debido a esa actitud tan pasiva han cooperado para que el abuso se extienda a más generaciones, ya que también al permitir este patrón disfuncional y abusivo en el núcleo familiar, sus hijos —tanto niños como niñas— absorben dicho patrón y lo adoptan como un comportamiento natural, el cuál arrastrarán a lo largo de sus vidas y caracterizará sus personalidades y elecciones futuras. Con respecto al punto de que el feminismo se encuentre estrechamente relacionado a un desarrollo leve o extremo de la misandriaen algunos grupos feministas, opino que así como existen hombres en extremo machistas, también sucede lo mismo en el caso de las mujeres, y es casi imposible que esto no suceda en alguno de los dos bandos. No estoy en absoluto justificando a ninguna mujer, al contrario, así como puede ser fácilmente enjuiciable que un hombre abuse de una mujer, sucede exactamente lo mismo del modo contrario, pues conozco casos de abuso doméstico hacia hombres y me parece por lo menos injusto, triste y lamentable. Pero la realidad es que por cada hombre recibiendo maltrato a través de una mujer, cinco de ellas están sufriendo lo mismo en manos de un hombre. Pienso que el error de este movimiento feminista moderno, radica en que muchos de sus eslabones quieren lograr su acometido pisoteando a los hombres para exhibir la fuerza que han ganado como grupo. No chicas, de ese modo no logramos ni solucionamos nada, actuando y pensando de esa manera sólo estamos creando otro problema. Se supone que luchamos por la Igualdad no por la superioridad!Tanto hombres como mujeres merecemos los mismos espacios dentro de la sociedad: ninguno merece ser sofocado por los tradicionalismos o costumbres mediocres.
Todas las mujeres deberían creer en lo que son, creer en el poder que tienen, y en la fuerza y coraje que poseen para lograr cualquier cosa. Todas las mujeres del mundo deberían tener derecho a prepararse académica e intelectualmente, además, todas deberíamos tener el derecho —y me atrevo a decir «la responsabilidad», pues muchas declinan de ello— de prepararnos en áreas laborales de nuestro propio gusto. Lastimosamente, existen aún en "pleno siglo XXI" sociedades enteras sesgadas al machismo y las mujeres pertenecientes a ellas carecen de todo lo ya mencionado, además del derecho a la salud y atención médica, y libertades básicas para una vida plena.
Para concluir sólo debo decir una cosa, dejemos de creer que somos la generación más avanzada de la historia humana, pues no importa el siglo ni su número, o los logros alcanzados, nunca seremos lo suficientemente «avanzados» para dejar atrás las diferencias raciales y de género, que debería ser el avance más importante de nuestra sociedad.
Este blog es sobre mi vida, sobre lo que me gusta y lo que no. Así como mi cabeza es un completo huracán de ideas, intereses y emociones, así lo es este espacio. Read More
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"¿No es espléndido pensar en todas las cosas que hay por descubrir? Simplemente me hace sentir feliz de estar viva, ¡es un mundo tan interesante! No sería ni la mitad de interesante si lo supiéramos todo sobre todas las cosas, ¿verdad? No habría sitio para la imaginación." —L.M. Montgomery.