En la dicha o en la angustia, en miseria o en riqueza, en salud o enfermedad, mantente erguido y Sonríe.
Ante quienes se abalanzan, o se echan al vacío, o se hieren mutuamente, mantente erguido y Sonríe. Y si avanzan a codazos, y ávidos tienden la mano o se ocultan al acecho, mantente erguido y Sonríe.
Ante aquellos que disputan, ante aquellos que se injurian, ante los que cierran los puños o apuntan con sus armas, mantente erguido y Sonríe.
Ante quienes se abalanzan, o se echan al vacío, o se hieren mutuamente, mantente erguido y Sonríe. Y si avanzan a codazos, y ávidos tienden la mano o se ocultan al acecho, mantente erguido y Sonríe.
Ante aquellos que disputan, ante aquellos que se injurian, ante los que cierran los puños o apuntan con sus armas, mantente erguido y Sonríe.
En el día de la ira y de la desbandada, cuando todo se cae por sí sólo y arde; cuando estás solo, en medio del pavor: mantente erguido y Sonríe.
Y si estás entre los tuyos, o delante de tu amado o tu amada, en el gozo, en la felicidad, o aún cuando cueste más que nada sonreír: mantente erguido y Sonríe...
Porque nunca sabes a quién curas y sanas con una sonrisa, a quién pintas de color un mundo, a quien devuelves la luz de sus días, a quién vuelves a hacer feliz y animar... y todo esto sólo con Una Sonrisa.