Ponte en su lugar
junio 28, 2011
A veces juzgamos a nuestros padres porque toman algunas decisiones por nosotros, o porque no nos permiten hacer cosas que muchas veces queremos hacer. Pero te has puesto a pensar, ¿cuánto cuesta para ellos ser papás? Ahora ponte en su lugar...
Imagina que mientras eres joven estás en el mar. Estás nadando, explorando el ancho del mar, te diviertes, no ves mas allá del horizonte. Se acerca un tiburón y tu no puedes verlo porque estás concentrado en divertirte, pero tus padres que son tus salvavidas, están alerta ante todo y te previenen para que salgas del mar lo más pronto posible.
Esto significa que tus padres tienen más experiencia que tú, a veces ellos pueden oler el peligro mientras tú te enfocas en otras cosas y pueden advertirte sobre él. Ellos muchas veces nos sobreprotegen, y eso casi siempre nos molesta pues nos sentimos invadidos, o que nuestra privacidad o libre albedrío no es respetado, pero ellos se esfuerzan y hacen lo mejor para que nosotros estemos bien y listos para el día en que realmente debamos tomar decisiones por nosotros mismos. La visión de nuestros padres es más amplia que la nuestra. Cuando aprendemos a volar, ellos nos dirigen para que conozcamos de memoria los lugares donde debemos ir para buscar el alimento.
Nadie vino al mundo con un manual. Nosotros no estudiamos cómo ser hijos, ni ellos cómo ser padres, pero todo esto forma parte de la universidad de la vida, y esta sólo se supera viviéndola cada día. No hay borrador por si te equivocaste y copiaste mal una respuesta, no te ofrecen una medida de tiempo para que pienses bien lo que vas a escribir en la hoja, no se repite el examen por si repruebas al tomar una decisión, no se posponen los exámenes y no hay retraso con los profesores, sólo hay que improvisar.
Cuando tus padres están histéricos porque cometiste un error, se activa una luz roja de «sermón, sermón» en tu mente, pero debes creer que muchas veces sus histerias y gritos sólo significan una cosa: amor. El padre que ama, corrige. Ellos te aman, es por eso que no quieren verte fallar. No quieren que vivas lo mismo que ellos, desean que tú seas mejor persona y padre de lo que ellos fueron. A veces no sabemos valorar lo mucho que se esfuerzan por nosotros, y somos egoístas o muy «Yoístas» pues pensamos sólo en nuestros intereses, y aunque no te pregunten sobre tus intereses, qué quieres, qué te gusta o qué deseas, te aman. Hay muchos padres biológicos que abandonan, pero el que dedica su vida a cuidarte y a verte crecer, ese es tu verdadero padre. Ámalo.
Valoremos lo que tenemos en casa. Nuestros padres son el regalo más grande: papá, la imagen de un héroe y mamá, el único amor que iguala el amor de Dios.
Imagina que mientras eres joven estás en el mar. Estás nadando, explorando el ancho del mar, te diviertes, no ves mas allá del horizonte. Se acerca un tiburón y tu no puedes verlo porque estás concentrado en divertirte, pero tus padres que son tus salvavidas, están alerta ante todo y te previenen para que salgas del mar lo más pronto posible.
Esto significa que tus padres tienen más experiencia que tú, a veces ellos pueden oler el peligro mientras tú te enfocas en otras cosas y pueden advertirte sobre él. Ellos muchas veces nos sobreprotegen, y eso casi siempre nos molesta pues nos sentimos invadidos, o que nuestra privacidad o libre albedrío no es respetado, pero ellos se esfuerzan y hacen lo mejor para que nosotros estemos bien y listos para el día en que realmente debamos tomar decisiones por nosotros mismos. La visión de nuestros padres es más amplia que la nuestra. Cuando aprendemos a volar, ellos nos dirigen para que conozcamos de memoria los lugares donde debemos ir para buscar el alimento.
Nadie vino al mundo con un manual. Nosotros no estudiamos cómo ser hijos, ni ellos cómo ser padres, pero todo esto forma parte de la universidad de la vida, y esta sólo se supera viviéndola cada día. No hay borrador por si te equivocaste y copiaste mal una respuesta, no te ofrecen una medida de tiempo para que pienses bien lo que vas a escribir en la hoja, no se repite el examen por si repruebas al tomar una decisión, no se posponen los exámenes y no hay retraso con los profesores, sólo hay que improvisar.
Cuando tus padres están histéricos porque cometiste un error, se activa una luz roja de «sermón, sermón» en tu mente, pero debes creer que muchas veces sus histerias y gritos sólo significan una cosa: amor. El padre que ama, corrige. Ellos te aman, es por eso que no quieren verte fallar. No quieren que vivas lo mismo que ellos, desean que tú seas mejor persona y padre de lo que ellos fueron. A veces no sabemos valorar lo mucho que se esfuerzan por nosotros, y somos egoístas o muy «Yoístas» pues pensamos sólo en nuestros intereses, y aunque no te pregunten sobre tus intereses, qué quieres, qué te gusta o qué deseas, te aman. Hay muchos padres biológicos que abandonan, pero el que dedica su vida a cuidarte y a verte crecer, ese es tu verdadero padre. Ámalo.
Valoremos lo que tenemos en casa. Nuestros padres son el regalo más grande: papá, la imagen de un héroe y mamá, el único amor que iguala el amor de Dios.
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