Los hijos de papá y mamá tienen una gran incertidumbre sobre el futuro en la mayoría de los casos, porque no deben esforzarse para conseguir algo: ya lo tienen todo. Muchos de estos chicos tienen un gran problema para adquirir una personalidad distinguible e independiente de sus padres; para crear su propio espacio, y una gran carga generacional, pues todos sus allegados esperarán seguramente que hagan mucho más de lo que sus padres hicieron o que por lo menos estén a la altura de ellos.
A veces juzgamos a nuestros padres porque toman algunas decisiones por nosotros, o porque no nos permiten hacer cosas que muchas veces queremos hacer. Pero te has puesto a pensar, ¿cuánto cuesta para ellos ser papás? Ahora ponte en su lugar...
Imagina que mientras eres joven estás en el mar. Estás nadando, explorando el ancho del mar, te diviertes, no ves mas allá del horizonte. Se acerca un tiburón y tu no puedes verlo porque estás concentrado en divertirte, pero tus padres que son tus salvavidas, están alerta ante todo y te previenen para que salgas del mar lo más pronto posible.
Esto significa que tus padres tienen más experiencia que tú, a veces ellos pueden oler el peligro mientras tú te enfocas en otras cosas y pueden advertirte sobre él. Ellos muchas veces nos sobreprotegen, y eso casi siempre nos molesta pues nos sentimos invadidos, o que nuestra privacidad o libre albedrío no es respetado, pero ellos se esfuerzan y hacen lo mejor para que nosotros estemos bien y listos para el día en que realmente debamos tomar decisiones por nosotros mismos. La visión de nuestros padres es más amplia que la nuestra. Cuando aprendemos a volar, ellos nos dirigen para que conozcamos de memoria los lugares donde debemos ir para buscar el alimento.
Nadie vino al mundo con un manual. Nosotros no estudiamos cómo ser hijos, ni ellos cómo ser padres, pero todo esto forma parte de la universidad de la vida, y esta sólo se supera viviéndola cada día. No hay borrador por si te equivocaste y copiaste mal una respuesta, no te ofrecen una medida de tiempo para que pienses bien lo que vas a escribir en la hoja, no se repite el examen por si repruebas al tomar una decisión, no se posponen los exámenes y no hay retraso con los profesores, sólo hay que improvisar.
Cuando tus padres están histéricos porque cometiste un error, se activa una luz roja de «sermón, sermón» en tu mente, pero debes creer que muchas veces sus histerias y gritos sólo significan una cosa: amor. El padre que ama, corrige. Ellos te aman, es por eso que no quieren verte fallar. No quieren que vivas lo mismo que ellos, desean que tú seas mejor persona y padre de lo que ellos fueron. A veces no sabemos valorar lo mucho que se esfuerzan por nosotros, y somos egoístas o muy «Yoístas» pues pensamos sólo en nuestros intereses, y aunque no te pregunten sobre tus intereses, qué quieres, qué te gusta o qué deseas, te aman. Hay muchos padres biológicos que abandonan, pero el que dedica su vida a cuidarte y a verte crecer, ese es tu verdadero padre. Ámalo.
Valoremos lo que tenemos en casa. Nuestros padres son el regalo más grande: papá, la imagen de un héroe y mamá, el único amor que iguala el amor de Dios.
Imagina que mientras eres joven estás en el mar. Estás nadando, explorando el ancho del mar, te diviertes, no ves mas allá del horizonte. Se acerca un tiburón y tu no puedes verlo porque estás concentrado en divertirte, pero tus padres que son tus salvavidas, están alerta ante todo y te previenen para que salgas del mar lo más pronto posible.
Esto significa que tus padres tienen más experiencia que tú, a veces ellos pueden oler el peligro mientras tú te enfocas en otras cosas y pueden advertirte sobre él. Ellos muchas veces nos sobreprotegen, y eso casi siempre nos molesta pues nos sentimos invadidos, o que nuestra privacidad o libre albedrío no es respetado, pero ellos se esfuerzan y hacen lo mejor para que nosotros estemos bien y listos para el día en que realmente debamos tomar decisiones por nosotros mismos. La visión de nuestros padres es más amplia que la nuestra. Cuando aprendemos a volar, ellos nos dirigen para que conozcamos de memoria los lugares donde debemos ir para buscar el alimento.
Nadie vino al mundo con un manual. Nosotros no estudiamos cómo ser hijos, ni ellos cómo ser padres, pero todo esto forma parte de la universidad de la vida, y esta sólo se supera viviéndola cada día. No hay borrador por si te equivocaste y copiaste mal una respuesta, no te ofrecen una medida de tiempo para que pienses bien lo que vas a escribir en la hoja, no se repite el examen por si repruebas al tomar una decisión, no se posponen los exámenes y no hay retraso con los profesores, sólo hay que improvisar.
Cuando tus padres están histéricos porque cometiste un error, se activa una luz roja de «sermón, sermón» en tu mente, pero debes creer que muchas veces sus histerias y gritos sólo significan una cosa: amor. El padre que ama, corrige. Ellos te aman, es por eso que no quieren verte fallar. No quieren que vivas lo mismo que ellos, desean que tú seas mejor persona y padre de lo que ellos fueron. A veces no sabemos valorar lo mucho que se esfuerzan por nosotros, y somos egoístas o muy «Yoístas» pues pensamos sólo en nuestros intereses, y aunque no te pregunten sobre tus intereses, qué quieres, qué te gusta o qué deseas, te aman. Hay muchos padres biológicos que abandonan, pero el que dedica su vida a cuidarte y a verte crecer, ese es tu verdadero padre. Ámalo.
Valoremos lo que tenemos en casa. Nuestros padres son el regalo más grande: papá, la imagen de un héroe y mamá, el único amor que iguala el amor de Dios.
Vivir bajo el mismo techo de tus padres significa «sujetarte a sus reglas».
¿Cuántos de nosotros hemos dicho alguna vez «mis padres no me entienden»? ó ¿cuantas veces hemos dicho «no soporto a mi madre/padre»? Tal vez mi lado razonable diría que si ellos nos dan de comer y aún lo que utilizamos viene por su esfuerzo deberíamos cuando menos obedecer para recompensarles por lo que hacen, pero mi lado natural dice que si van a darnos de comer y a darnos dinero para mantenernos 'presos' o cobrarnos después, que no les importe mucho el día que decidamos irnos, pues algún día lo haremos! Porque nos piden comprensión cuando ellos no nos comprenden y eso no es muy justo. Nosotros, sólo les pedimos un poco de paciencia, nosotros al igual que ellos atravesamos etapas muy difíciles que se dificultan, aún más cuando ellos por ejemplo no tienen tiempo para escucharnos, no responden nuestras preguntas, nos mandan a esto y a aquello sin intentar entendernos, nos comprometen sin preguntar, nos avergüenzan, nos humillan, no creen en nosotros, nos sermonean hasta por pestañear, reclaman que todo lo que hacemos está mal, nos dicen locos, nos dicen extraños, dicen que no servimos para nada, cuando ni siquiera reconocen que hemos actuado bien, cuando no reconocen ni premian nuestro esfuerzo, cuando hacemos todo lo posible porque algo les agrade y ellos al contrario no tienen ni un pequeñísimo minuto para enterarse de lo que es.
«Limpia esto, limpia aquello; cuida a tu hermano/a menor, no peleen, no molesten; estoy descansando; anda a...; busca el/la...; deja eso; cállate, estudia; si no estudias, trabaja; duérmete ya!; ven acá; apaga eso, no usarás la computadora, no veas tv; ¿cuándo piensas dormir? ¿qué tanto escribes si no tienes buenas calificaciones?; bájale volumen a esa porquería de música que escuchas; no te daré dinero para que compres estupideces; etc...» ¿Cuántas de estas frases te han dicho tus padres? ¿cuántas te sonaron a ellos? Son frases que se repiten una y otra vez con tus padres y los padres de todo el mundo, y lo peor es que la mayoría de las veces lastiman más de lo que ellos quisieran... A veces hasta dicen cosas que te lastiman y te marcan para siempre, incluso cuando amas algo y quieres hacerlo de verdad te llega una de esas degradantes frases a la cabeza, y cuando te das cuenta has perdido mucho tiempo lamentándote. No eres capaz de cantar en público, no puedes bailar, no puedes mostrar tu talento, temes que se burlen de ti, ¡claro!, como tu familia ha gastado todo su tiempo burlándose de ti, reprochándote y haciéndote creer que lo haces mal, llega un momento en que si no arrancas ese problema de raíz ahora, impedirá que hagas lo que más amas por temor más adelante... Eso es lo que hacen muchas familias ahora, se encargan de hacerte sentir de lo peor, la oveja negra.
Por lo menos así es más o menos con mi familia y conmigo.
Los amigos en mi vida van y vienen. Nunca conozco a alguien lo suficiente como para confiar secretos, y nunca nadie me conoce lo suficiente. Cuando comienzo a sentir ese «por fin un amigo en quien confiar», otra vez se esfuma...
Lo único que tengo claro en mi vida son las metas , y lo que quiero y debo hacer, sólo debo creer en mí misma y ser yo misma, no aceptar nada que venga de afuera ni cambiar por nadie y para nadie; si cambio, será para sentirme más cómoda conmigo misma, no para agradarle a otros.




















