Dios y el diablo: Historia de la Humanidad.

marzo 19, 2011

Una vez satanás quiso hablar con Dios para molestar a sus siervos y le dijo:

—Tú tienes un propósito para cada uno de tus hijos allá en la tierra, ¿verdad? Sabes que cuando están muy bien ellos te aman, que cuando les bendices y das todo ellos te alaban, pero hay muchos que aún dudan de tu grandeza, y no tienen fe ni confianza en tí, sólo están seguros por lo que les das y lo que tienen, yo he venido a decirte que allá hay muchos que fingen amarte.

Dios le dijo:

—No importa lo que quieras decirme, todo lo sé, sé que algunos no buscan de mí como yo quisiera. Pero yo les amo a pesar de todo, y les soy fiel; entre tú y yo esa es la gran diferencia, pues tú no eres capaz de amar a nadie.

—Si es así —le dijo satanás– entonces déjame probarlos a mi manera, no los mataré, pero haré todo lo posible para que los que aún tienen dudas tropiecen y se aparten de tí.

—Hazlo! —dijo Dios– Te lo permitiré para que aquellos que tienen dudas, volviendo a hacer lo que tú quieras que hagan, descubran que en tí ya no está su deleite. Lo permitiré para que ellos al volver a andar en tu ancho camino descubran que allí ya no pertenecen y haré que mi Espíritu Santo les redarguya de sus malos actos, haré que los enamore de nuevo para que me busquen y sean rebozados en mi presencia.

Entonces satanás vino a la tierra, e hizo caer a muchos que andaban en los caminos de Dios, pero no a todos, sino a los débiles y frágiles de carácter. El Señor lloró amargamente pues a pesar de que sabía cuántos iban a perderse tenía la esperanza de que tomaran otra decisión, lloró tanto, y no como lloran en la tierra sino con un dolor profundo, como si le doliera todo su ser.

Pero el Señor, nuestro Dios cumplió su hermosa promesa y aquellos que se habían apartado volvieron a los pies de Cristo. Hasta el día de hoy, satanás hace que muchos caigamos en el pecado, pero el Señor cumple su promesa y Él siempre está allí para darnos un abrazo, recibirnos nuevamente y perdonarnos. No olvidemos que aunque nosotros no seamos fieles a Él, Él siempre es fiel y justo.

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