Carta del 10 de Marzo/2010
marzo 10, 2010Al mejor amigo del mundo.
A quién me acompañó tantas veces y reparó mi corazón cada vez que alguien lo rompía: Sigue volando alto, nunca te rindas que yo desde aquí estoy ligándolas por ti.
Ángel, tu nombre lo dice todo, más no te dice que te extraño como nadie y que muero a diario cada vez que pienso en ti. Eres el único que me ofreció su amistad sin restricciones ni límites, y que después de mucho tiempo seguía siendo mi amigo como el primer día.
Ahora han pasado 3 largos años que se han hecho eternos sin mi amigo del alma cerca, sin ti, y ahora y todos los días de mi vida desde que te fuiste Te Extraño!! Quiero verte y abrazarte muchísimo. Sabemos que la manera de conocernos no fue la mejor, siempre pienso en eso y en la forma como me molestabas para llamar mi atención hasta que hablamos y nuestra amistad se inició.
Desde ese momento, todo fue distinto, tú y yo para un lado y para el otro, nunca me cambiaste ni me dejaste sola. Poco a poco nos fuimos convirtiendo en los mejores, casi hermanos pero el destino nos separó; supongo que todo en algún momento se termina irreparablemente. Hay un chico muy parecido a ti ahora y cada vez que lo veo recuerdo todo lo que vivimos tu y yo juntos. No te vi más hasta los tres días festivos más ansiosos de mi vida, sólo 10 segundos, no podía hablar contigo, ni abrazarte, ni siquiera escucharías si me atrevía a gritar tu nombre.
Te extraño más que a nadie, nunca en la vida he extrañado y añorado a alguien tanto como a ti y lo sé perfectamente. Quiero verte de nuevo, me dí cuenta de que estas muy cambiado, y aún te quiero exactamente igual que antes... La vida da muchas vueltas y el tiempo se nos acorta, y yo necesito a mi amigo de vuelta. Volví varias veces al lugar dónde pudimos hablar por última vez, pero nunca más te vi.
Te quiero, necesito a mi ángel guardián! Dios te pido con toda mi fe que me lo devuelvas.
Necesito a mi hermanito, a mi 'Mew mew'. Extraño su cabello, su sonrisa, sus bromas y todo lo que hacía, hasta lo imposible para hacerme sentir bien cuando estaba triste, me hace falta todo su ánimo y su alegría.
Justo ahora te sigo necesitando más que nunca, cuando necesito un hombro dónde llorar, alguien que me tienda una mano amiga, un ángel que me diga «vamos un rato a comer helado y verás como se te pasa» y todo lo que hacíamos antes, extraño nuestras salidas, y como me protegías, como te quedabas hasta tarde para verme dormida o si yo no conseguía taxi para ir a mi casa esperabas conmigo, así perdieras los tuyos.
Aún te sigo viendo en mis sueños y somos igual que antes. Lo nuestro era una verdadera amistad y siempre lo será.
Love, KI.
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