Dentro de mí tengo esta sensación asfixiante, que me ahoga y me sofoca, es una sensación horrible, como si estuviera muriendo de a poco, como si mi corazón fuera a explotar en cualquier momento. Tengo esta necesidad inmensa y agobiante de escribir; necesito escribir, tengo que hacerlo, quiero hacerlo, ruego hacerlo, pero nada viene a mí, al menos nada que calme mis ansias y me haga sentir satisfecha y menos tensa. Empiezo a ver formas y colores en la pantalla en blanco, pequeñas figuritas que se ríen y se burlan de mí, que me retan y me señalan diciéndome «tú no puedes, no eres capaz, no tienes el talento, deberías desistir, escribir no es para tí». Por supuesto todo está en mi imaginación.
Hoy ni siquiera he podido vestirme, desperté con la misma desesperación de ayer, de anteayer, del día anterior a ese; de hace semanas. Me digo: «necesito escribir algo grande», pero nada, ¡nada!
Ya son las cinco de la tarde. Camino en lencería por toda la casa. Voy pensando y hablando en voz baja por los pasillos: «es mi trabajo —me digo— lo amo, pero me vuelve loca». Imagino ese folio en blanco que me llama desde mi habitación, al igual que la pantalla del monitor desde la sala. Voy a la cocina rascándome la cabeza y mordiéndome el labio. Me preparo una taza caliente de té de limón. Me siento de nuevo en el escritorio, saco una carpeta de uno de los cajones. Tomo el lápiz y pienso «quizás si lo intento de mi puño y letra surja algo bueno, ya que por ahí dicen "si quieres resultados diferentes, debes hacer algo diferente"», pero resulta que no, ¡nada!
Comienzo a darle vueltas al lápiz sobre el escritorio, empiezo a desquiciarme. La página de la computadora está en blanco, el folio está en blanco, no quiero llorar. Inicio una secuencia de "oes", una sobre otra en el papel. Estuve así por treinta minutos más hasta que detallé este enorme túnel de "oes". De repente llovió en mi interior, una lluvia de palabras e ideas. Mis días y semanas de sequía habían acabado.
«Corría de día entre las vías de un tren abandonado, huía despavorida, dejando caer un zapato. Se ocultó dentro de un túnel vacío, que tenía aspecto de guarida de vándalos durante la noche...»
Escena propuesta del mes:
«un relato protagonizado por un escritor/a con miedo al folio en blanco»
Reto adicional:
«que incluya las palabras "lencería, lápiz y limón"»
«un relato protagonizado por un escritor/a con miedo al folio en blanco»
Reto adicional:
«que incluya las palabras "lencería, lápiz y limón"»