No eres tan especial cuando te crees el centro del universo. No eres tan especial cuando crees que el mundo cae a tus pies. Créeme, no eres tan especial cuando arrogantemente supones que, a pesar de tus malas actitudes eres fuente de inspiración, envidia, admiración e incluso crees ser un modelo a seguir para todos los que se cruzan contigo. A veces las personas te miran con lástima, porque necesitas de toda esa atención para sonreír, para imaginarte superior y más importante que el resto... para sentirte alguien.
El mundo no gira en torno a una persona. El mundo sencillamente gira y los que estamos en él somos todos iguales. Lo que nos diferencia a unos de otros es nuestra forma de pensar, nuestro raciocinio; es allí donde precisamente radica la importancia de uno u otro ser humano. El hecho de creer que eres más importante que alguien mágicamente no lo hace realidad, al contrario, te hace inferior a esa persona.