Una tarde especial no es la que nos sumerge en las mejores tiendas ni en las mejores compras. Tampoco lo es aquella que nos introduce en una salida inesperada a la piscina o a la playa. No es tan especial dar vueltas por la ciudad ni probar deliciosos postres, o fotografiar atardeceres. Nada de esto es tan especial si no lo haces con la persona correcta e indicada, que sencillamente te hace feliz, te libera de las presiones y te hace sentir único, como si en el mundo no existiera algo más importante que tú. Trata de rodearte de personas amables y alegres. De gente talentosa que te contagie su optimismo, de gente divertida que te contagie su buen humor. No hay nada más valioso que una buena compañía.
Corazon, sólo se quedó el dolor
Hace 4 días